SISTEMAS GENERATIVOS por Sonia Landy Sheridan

Textos completos incluidos en el catalogo bilingüe

 

Hace más de cuatro décadas, un nuevo programa, Sistemas Generativos, fue creado en «The School of the Art Institute» de Chicago, ciudad del corazón de América. El programa atrajo alumnos de Europa, América del Sur, Asia, Canadá y los Estados Unidos, desde Nueva York hasta California, incorporando al programa, su cultura, su educación y sus ideas. De regreso a su país (casa) llevaron consigo unas ideas muy claras de lo que era los Sistemas Generativos. Uno de los pioneros fue Marisa González quien mas que cualquier otro europeo, volvió al continente con una clara visión de lo que era Sistemas Generativos. Entonces ¿Qué eran los Sistemas Generativos que yo había creado hace un tercio de Siglo? ¿Cómo nos anticipamos y participamos en la revolución de las comunicaciones? ¿Cuál fue el papel de Marisa González en la difusión de los Sistemas Generativos en Europa?

En su estado inicial, los Sistemas Generativos surgieron a raíz de mi búsqueda de un proceso artístico apropiado para nuestro tiempo. Ya en los años sesenta los descubrimientos científicos estaban cambiando nuestras percepciones del tiempo y del espacio; nuevos dispositivos nos estaban mostrando imágenes del espacio interior y exterior nunca vistas antes: por ejemplo, una fotografía de cromosomas, componente básico de la vida, que fue expuesta por primera vez hacia 1963. Yo creía que un conocimiento de la genética, del tiempo y del movimiento tenía que ser tan primordial para el arte como lo era para la ciencia; artistas de todas las épocas han tenido que contar con la ciencia de su tiempo. Pero a principios de los sesenta, las escuelas de bellas artes parecían muy alejadas de aquellas corrientes tecnológicas y sociales del momento que prometían cambiar el mundo. Mientras los mundos comercial e industrial tenían acceso inmediato a las herramientas de las comunicaciones, como el cine y el vídeo, en las escuelas de arte teníamos que comunicar nuestras ideas con herramientas del siglo xix. Por lo tanto, como artista y profesora, era natural que yo fuese la primera en intentar abordar los nuevos desarrollos científicos recurriendo a esos instrumentos tradicionales del arte: plumas y pinceles. Con pluma y pincel me puse a dibujar mutaciones, transformaciones y metamorfosis genéticas imaginarias. Creé proyectos similares para los alumnos utilizando estas mismas herramientas tradicionales.

 

GENERATIVE SYSTEMS  by Sonia Landy Sheridan

Complete’s texts on catalogue

 

Over four decades ago a new program, Generative Systems was created at the School of the Art Institute of Chicago in the heartland of the America. It attracted students from around the globe. Students from Europe, South America.

Asia, Canada, and in the United States from New York to California brought to the program their own culture, education and ideas. Upon return home they carried with them their unique ideas of what a generative system was. Among the very first was Marisa Gonzalez, from Madrid, Spain who, more than anyone from Europe, brought back to that continent her unique vision of a generative system. What then was Generative Systems that I founded a third of a century ago? How did we anticipate and participate in the communications revolution? What was Marisa’s role in the dissemination of Generative Systems in Europe?

In its initial stage Generative Systems grew out of my own search for an art process appropriate to the times. By the 1960s, scientific discoveries were transforming our conceptions of time and space. New imaging devices were giving us views of inner and outer space never before seen. For example, first appearing in public about 1963 was a photograph of chromosomes, a basic component of life. It seemed to me that an awareness of genetics, time and motion had to be as crucial to art as to science; indeed, artists of all eras have had to come to grips with the science of their time. But in the early 1960s, schools of fine art seemed remote from the prevailing technological and social currents that promised to transform the world. While the industrial and commercial worlds had access to instant communication tools such as film and video, in art schools we had to communicate our ideas with 19th century tools. Therefore, as artist and teacher, it was natural that I first tried to deal with new scientific developments by using those traditional art tools: pens and brushes. I used pen and brush to draw imaginative genetic mutations, transformations, and metamorphoses. For the students, I created similar projects using those same traditional tools.